Tom Deininger, el artista que convierte basura en obras de arte
¿Quién dijo que el arte no se encontraba en los contenedores? Deininger recrea un mundo ávido de sentimientos y aparentemente vivo con una sutileza en su composición impropia de un artista tan contemporáneo como él. Más bien parece haber nacido en el s. XIX bajo la mirada atenta de la mejor generación de maestros impresionistas. Un trabajo inexplicable, sugerente, tan real que pareciera que cobra vida, a punto de desprenderse del lugar donde está colgado.
Como ya se ve en las imágenes, no es resultado de una fotocomposición sino de una maraña de objetos desechados, sin valor para la inmensa mayoría de nosotros. Suelen ser piezas de lo más cotidiano tales como botones, tazas, rotuladores, ratones de ordenador, cintas, pero ahí no queda, su repertorio en materiales es muy conocido por recolectar para sus obras muñecos usados y mutilados, piezas de maquinaria industrial, plásticos en forma de cajas, botellas, mallas y todo tipo de elementos que aportan un color y textura muy particular que están a punto de ser tratados para su reciclaje.
Sus orígenes dictan mucho del típico artista underground, que en busca de nueva inspiración va peinando ciudades cosmopolitas con el afán de encontrar historias merecedoras de ser contadas a través de sus manos. Su fiebre por el reciclaje surgió cuando volvió a Estados Unidos después de dar una vuelta por todo el mundo surfeando las más grandiosas olas. Vislumbró el creciente problema del voraz consumismo que acuciaba al medio ambiente y a partir de entonces plasmó ese problema en su proceso creativo, afrontando el reto de la mejor manera, reciclando cualquier cosa con la que se topa para después crear obras de arte.
Esperamos que os haya impactado como a nosotros y os pueda servir de inspiración para vuestras propias creaciones.